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No recuerdo muy bien qué me llevó a aprender a patinar a mis treinta y tantos hace de esto ya muchas lunas. Nunca me había puesto unas ruedas en los pies, es más, nunca me había atraído demasiado. ¿Curiosidad tal vez? El caso que me decidí a hacer un curso de iniciación… lo repetí casi de seguido porque no me veía con suficiente soltura y entonces empecé a salir por mi cuenta, pequeñas rutas por carril bici y poco más. Pero la sensación de mantener el equilibrio, de ir hacia dónde quieres y no donde dicen las ruedas, de dejarte llevar por la inercia cuando has cogido algo de impulso…me atrapó por completo. Poco a poco fui cogiendo algo de práctica, me caía muy pocas veces ya y cuando lo hacía era con gracia. Sin embargo, por diversos motivos dejé de patinar… pero siempre tenía en mi mente “tengo que retomarlo”.
De esto hace casi 5 años.
El “respeto” a la falta de práctica hizo que fuera retrasándolo más y más. Un día dije que ya bastaba y que lo mejor era empezar casi desde cero… Por casualidad conocí a alguien que me habló de “patinar.org”. Y hablé con ellos para hacer un curso básico y refrescar los conceptos básicos.
Rafa durante el curso |
Y aquí sigo, día a día aprendiendo un poquito más. Disfruto mucho, me relaja (algo que pocas cosas consiguen en mi) y he conocido gente maja con la que salir de rutas, que te ayuda, que te enseña… con la que compartir experiencias.
Rafa en la ruta fin de curso |
Te animo a que si te llama la atención esto del patinaje pero nunca lo has probado lo hagas. Cuando empiezan a salirte como automáticos algunos movimientos que en los primeros momentos te costaban toda la atención de la que eras capaz de disponer te das cuenta de lo rápido que se aprende. Y esa sensación de ir superando los pequeños retos que supone cada movimiento, a mí por lo menos, me produce una gran satisfacción.
Eso sí… cuidado, es adictivo.
Nos vemos sobre ruedas Rafa F.
El si que vale !!!!es mi amigo. :)
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